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Los tres pilares

1. Inclusión radical

Las asambleas eficaces logran una inclusividad radical, poniendo el énfasis en que todas las voces sean escuchadas y valoradas por igual, para que ninguna domine, y así se aproveche la sabiduría colectiva de la asamblea. 
La gente puede participar de forma segura y abierta, sin miedo a ser juzgada o ridiculizada. En el fondo, la inclusividad radical es un paso práctico que permite la ampliación de un movimiento al empoderar a todas las que participan.
A la hora de planificar y celebrar una asamblea, preguntaos si se identifica algún obstáculo a la participación  y, a continuación, trabajad juntas para encontrar maneras de eliminarlo.

2.  Escucha activa

Escuchar activamente es concentrarse en oír a alguien hasta el final antes de elaborar tus respuestas, y superar el impulso de empezar a responder en tu mente mientras alguien sigue hablando.
Las asambleas no son un escenario para justas intelectuales o para anotarse puntos, si no que son espacios en los que se reconoce que ninguna persona o grupo tiene todas las respuestas, y que es a través de la sabiduría de la multitud como obtenemos una información poderosa sobre los temas que se debaten.
La escucha activa también es vital porque aumenta nuestra capacidad de empatía: Cuando escuchamos a las demás, comprendemos mejor a las personas, sus opiniones y sus preocupaciones.

3.  Confianza en el proceso

Una vez acordado el sistema y el proceso de las asambleas populares, es esencial que todas las participantes confíen en el proceso, en las facilitadoras y en los distintos grupos de discusión implicados. Es esencial que las facilitadoras y el equipo de la asamblea hagan posible esta confianza ciñéndose al proceso acordado y asegurándose de que todas sigan a las facilitadoras. 
No pretende ser un sistema perfecto y sólo puede ser eficaz si la gente confía en que las implicadas se han reunido con humildad, para trabajar en pro de decisiones y acciones que sean las mejores para todas.